viernes, 7 de noviembre de 2008

Pedro Paulet Mostajo


Pedro Paulet Mostajo
(1874-1945)

Ingeniero, Precursor científico, Diplomático, Urbanista, Impulsor del comercio exterior

La segunda exhibición bimestral de 2008 del Archivo de Torre Tagle está dedicada a resaltar la figura de un diplomático impar: Pedro Paulet Mostajo, quien naciera en Tiabaya, distrito de Arequipa, en 1874 y tras 70 años de fecunda existencia falleciera en Buenos Aires, en 1945, mientras ejercía la función de Consejero de la Embajada del Perú.

Su conspicuo interés por diversas ramas del saber y por la actividad intelectual en heterogéneos campos hizo de él: precursor de la aeronavegación a propulsión, pionero de la era espacial, promotor de la educación científica, visionario urbanista, impulsor del intercambio comercial y acrisolado diplomático.

Luego de estudiar con buen suceso Letras y Ciencias en la Universidad de San Agustín de Arequipa, una beca oficial permitió que prosiguiera estudios en la Sorbona, extendiendo allá, con más amplia base, los experimentos y ensayos de vuelo a propulsión que precozmente iniciara en su terruño, avizorando la construcción de naves aéreas sin alas para, superando la atmósfera, viajar por el espacio sin elementos estabilizadores.

Su vasto conjunto de intereses lo llevó a practicar el periodismo como corresponsal europeo de diarios de Estados Unidos y de cotidianos de la propia Francia. Recorrió países Europeos, y viajó incluso hasta Siberia y el Norte de África. Continuó sus estudios parisienses de química aplicada, obtuvo el título de Oficial de Instrucción Pública (1899) y de Ingeniero Químico (1901). En 1900 tomó parte en la Exposición Universal de París, como adjunto a la delegación del Perú, diseñando los planos del pabellón peruano.

En el año 1901 se incorporó a nuestro Servicio Exterior, comenzando la carrera como canciller del Consulado General del Perú en París. Sus responsabilidades consulares lo llevaron a interrumpir temporalmente sus intrépidas lucubraciones y pruebas de aeronavegación a propulsión.

Nombrado Cónsul del Perú en Amberes, puerto mayor de Bélgica, terminó allí de diseñar los bocetos de su nave espacial que denominara primero “Avión Torpedo” y luego “Auto-bólido” En 1904 fue llamado de regreso a Lima, donde asumió la dirección de la Escuela de Artes y Oficios que él propusiera y materializara, introduciendo en el país la educación técnica, como corolario de la ciencia aplicada.

Trazó los planos para la erección del Hospital Goyeneche, en Arequipa. Retomó la gestión periodística al fundar y dirigir la revista Ilustración Peruana así como empezar la actividad publicitaria, durante la cual publicó Provincias de Lima y Callao (1910) y el Directorio del Perú para el año 1911. Afanoso por reanudar sus proyectos científicos buscó el patrocinio oficial a su invento: el avión torpedo. Al no hallarlo en el Perú, viajó a Europa en pos de un efectivo respaldo.

En 1911, se casó en Bruselas, con la dama belga Louise Wilquet, con quien tendría siete hijos. La I Guerra Mundial impidió la cristalización de su singular invento. Tras residir años en París, pasó a Bruselas en 1919, editando allí El Mundo Español.

En 1921 reanudó su carrera diplomática al ser acreditado Cónsul del Perú en la vieja capital de Sajonia, Dresde.

En 1923, fue transferido a nuestro consulado en Ámsterdam, al año siguiente fue designado Encargado de Negocios a.i. en Cristianía (nombre entonces de Oslo) y Cónsul en Stavanger. Colaboró en la concreción del monumento a la Libertad, proponiendo al escultor alemán que lo plasmara, intermediación por la cual el Municipio de Trujillo le concedió una medalla en 1928.

Recibió una oferta de la Sociedad de Astronáutica de Alemania para unirse a un grupo de científicos que estudiarían la propulsión de cohetes. Mas, no aceptó tal oferta porque el propósito de este estudio era primordialmente un arma bélica que pudiera doblar la distancia del “gran cañón británico”. Rechazó otra propuesta, del magnate Henry Ford, que prometía un millonario respaldo a su “auto-bólido”, si se hacía ciudadano estadounidense.

Desde 1929, cumplió la función de Cónsul del Perú en el mayor puerto de Europa, Rótterdam; allí redactó y publicó su Informe sobre el IV Congreso Internacional de Limnología pura y aplicada, certamen en el que participara activamente como representante del Perú. Abordó la proyección de la construcción de un templo votivo consagrado a Santa Rosa, en la cima del San Cristóbal, como parte de un plan de renovación urbanística radical de Lima; proyecto que recibió la presea urbanística de 1929 en París.

Tres años después partió rumbo al Asia a ocupar el cargo de Cónsul del Perú en el puerto principal del Japón, Yokohama. Como delegado del Perú, participó en el XV Congreso Internacional de la Cruz Roja en Tokio. Impresionado por la rauda industrialización del pujante país oriental, estudió el proceso de transformación japonesa y escribió el detallado reporte: El Japón moderno y sus bases económicas, impreso en 1935.

Tras veinticinco años de ausencia de la patria, a requerimiento de la Cancillería, retornó a cumplir funciones en Torre Tagle en 1935. Prestamente propuso y obtuvo la aprobación de la creación del departamento comercial, dirigiéndolo en adelante por el término de cinco años. Comenzó la publicación bilingüe de Informaciones Comerciales, Económicas y Financieras del Perú. Publicó artículos como "Las cinco regiones del Perú" y advirtió que el mar debía ser reconocido como región, exhortando al gobierno peruano a defender "la tesis de las 300 millas". Paralelamente ejerció la docencia en la Universidad Católica, como catedrático de Ciencias Económicas.

En 1940 fue designado consejero comercial de la Embajada del Perú en la Argentina. Escribió sobre su sistema termoeléctrico de energía que propuso para lograr un “medio ambiente habitable” para los vuelos aeroespaciales. También propuso el uso de este más económico sistema para construcciones habitables fijas, lo cual permitiría la eliminación de la necesidad de uso de iluminación, calefacción y energía.

Cumplió con asiduidad las labores de su cargo, afianzando lazos comerciales con el área del Plata y participó en 1944 en la fundación de la Cámara de Comercio Peruano-Argentina. La muerte lo sorprendió en nuestra misión bonaerense, mientras cumplía sus funciones diplomáticas, en enero de 1945, cinco meses antes de que cumpliera setenta y un años.

1 comentario:

Alvaro Mejía dijo...

Hola, los invito a leer este artículo sobre Pedro Paulet en La República.
http://www.larepublica.com.pe/component/option,com_contentant/task,view/id,204664/Itemid,0/
Y también a visitar mi blog www.mundopaulet.blogspot.com
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